jueves

¿Por qué seguir confiando en una persona que nos vuelve a defraudar?



Una vez te defraudan, dos veces te defraudan, tres veces te defraudan. No hablo de prestar plata y que no te la devuelvan, ni de dejarte plantado/a, hablo simplemente de actitudes. De decir una cosa y hacer otra, y encima negarlo. Es acaso el deseo o la ilusión de que la persona cambie? Es que uno no entiende las reglas del juego, y debe adaptarse a ellas en vez de quejarse? No se, se supone que hay afecto entre las partes, porque se miente entonces?. Pero el cariño se termina si no se cambia. Le das tu confianza, tu cariño, a cambio recibís  engaño, mentira. En fin. Tendré que revisar en quién confío.

¿Somos solidarios los uruguayos entre nosotros?




Pues yo creo que no tanto como creemos. Creo que si fueramos tan solidarios como nos vendemos, no estaríamos como estamos, que no es una visión negativa de la realidad, simplemente creo que podríamos estar mejor. 

   Creo que la solidaridad es mucho más que donar dinero un día al año para la teletón, o dos pesos en el supermercado cuando la cajera nos pregunta si queremos colaborar con tal o cual causa. Creo que a nivel de gobierno y de quienes tienen cierto poder no se es solidario, ya que por ejemplo, no se realizan infraestructuras para gente con discapacidades, desde rampas de acceso en toda la ciudad a transporte para discapacitados, porque felicito a CUTCSA por su línea especial, pero toda la vida hubo gente con discapacidades, recién en los últimos años pusieron esas unidades, plata no le faltó nunca a CUTCSA, o se dieron cuenta ahora que los discapacitados tienen derecho a ser pobres y no tener dinero para tener un transporte especial propio?. 
   
   Creo que no se es solidario cuando por ejemplo se arroja basura en la vía pública, demuestra poco interés no sólo por el medio ambiente, la higiene etc. sino también por la comunidad, todos vivimos en la misma ciudad, si ensuciamos por donde vamos de pasada nos importa poco las personas que allí viven. Lo mismo para la gente que pasea el perro por las calles y caga toda la vereda sin importarle un carajo si es en la vereda de una casa, o la playa donde todos vamos luego o dónde sea. Creo que se es poco solidario cuando se pone el celular con volumen para que escuche todo el mundo sin importarle si viajan otras personas cansadas de laburar que lo que menos tienen ganas es de escuchar cumbia villera (más que poco solidario es de deficiente mental, pero bueno). 
   Son algunos ejemplos que se me ocurren a la pasada :/.

Lección de humildad (o humillación de un "adulto")




En ocasión del cumpleaños de mi sobrino, experimenté en carne propia una sensación particular. La situación fué la siguiente:
Se me acercó un niño pequeño y acto seguido me pide le abra, o mejor dicho, le quite la envoltura a un chupetín, uno de esos chupetines chatos. Al mismo tiempo que se produjo este acercamiento se produjo el de una niña más grande, de unos 6 años, año más, año menos. Yo, como no puede ser de otra forma, accedí a la petición del pequeño. Intenté durante unos segundos, sin éxito alguno, abrir el envoltorio. Era muy reducido el espacio entre el chupetín propiamente dicho y el resto del envoltorio, es decir, no había mucho nylon de donde sujetar para sinchar y abrirlo al envoltorio. En eso, la niña al ver mi incapacidad para abrirlo, me pide que se lo dé a ella para que ella lo abra. Yo, con aire de suficiencia propio de un adulto frente a la autopronunciación de una capacidad (cualquiera sea) de un niño/a, accedí a darle el chupatín con la firme convicción de que no demoraría en devolvermelo,  no sin antes darle la advertencia: "tomá, pero no vas a poder igual". Acto siguiente la niña abre el envoltorio con una facilidad escalofriante, y sentencia con un: "¿Que no puedo?... no podes, no podes." Obviamente ese comentario desató mi risa. Su mirada y el tono con que me habló, mostraba su decepción y burla ante mi incapacidad de abrir el chupetín me causaba mucha gracia. Pero inmediatamente comencé a sentir verguenza en lo profundo de mi interior, y la mejor justificación que tuve fué: "Es que vos estás acostumbrada a comer chupachupa´s, estas acostumbrada a abrirlos, yo no". 

Durante esos instantes se dio vuelta la tortilla, yo estaba en la posición de un niño; incapaz de abrir una golosina y argumentando mi incapacidad de forma lamentable, y la niña manejando un lenguaje y tono al hablar muy maduro para su edad.

Cambia, todo cambia



Como cambia la gente. Vaya si cambia. Sus costumbres, sus convicciones, etc. etc. Y lo más importante de todo: cambia tu relación con esas personas. En un momento pasas ratos riéndote, charlando, jugando al fútbol, jodiendo, lo que sea, y a otro momento ya ni te ves más con esa/s persona/s. Se pasa de un cariño, amor en algunos casos, a la indiferencia total. Las vueltas de la vida te van separando de personas, de amigos que pensas van a ser para toda la vida en la etapa liceal, pero luego cada uno elige caminos distintos, de amigos del barrio que se mudan y les perdes el rastro ya que no habían celulares ni facebook como para mantenerse en contacto. Vos mismo cambias. Ya no te causan gracia las mismas cosas de antes. Ya no escuchas toda la misma música de antes. No te vestís como antes.  Esos cambios propios son factores que influyen y  mucho en el relacionamiento con los demás, ya que no te vas a juntar con gente que simpatiza con un modo de vida que ya no es el tuyo ya que cambiaste, y lo mismo al revés, cambian los demás y ya no simpatizan con tu estilo de vida. Lo que nos unía ahora nos separa. Tantas cosas en común se convierten en incontables diferencias. Por "suerte" pasan los años, "creces", y si gastas unos minutos en recordar a esas personas, te das cuenta de que por algo será que ya no los ves, y lo que queda es recordar los buenos momentos vividos. Quizá algún día la vida cruce nuevamente nuestros caminos, y quizá allí nos pongamos al día. Cambian ellos, cambias vos, cambia, todo cambia.